jueves, 1 de diciembre de 2011

Reflexión sobre la Academia Internacional de Debate de Eslovenia 2011

Por Paula Fiorini

La semana pasada tuve la suerte de asistir a la Academia Internacional de Debate de Eslovenia 2011 (IDAS 2011 por sus siglas en inglés). Fue una experiencia extraordinaria, cargada de emociones. Durante 10 días compartimos con más de 100 jóvenes (algunos no-tan-jóvenes) de todo el mundo un evento inspirador. Aprender a debatir es aprender a pensar y a compartir.

La Academia consistió en intensas jornadas de debate y noches de fiesta, para recuperar energía, claro. Durante 6 días estuvimos en un hotel en un hermoso pueblo llamado Kranska Gora (aunque a decir verdad, no tuvimos tiempo para salir a recorrerlo). A las 9am comenzaba el primer taller teórico y luego nos separábamos en pequeños grupos para las actividades. A las 11am era el primer debate, luego almorzábamos, más tarde dos seminarios sobre temas de actualidad vinculados y a las 5pm ¡más debate! Por la noche teníamos reservada la vinoteca del hotel para bailar, asique cada noche organizaron una fiesta distinta (de los países, de salsa, kitsch, etc.) por lo que nos acostábamos tarde y nos levantábamos temprano. Pero de alguna extraña manera el cuerpo recupera energías cuando se lo mantiene bien alimentado espiritual y físicamente.

El fin de semana nos fuimos para Liubliana, la capital de Eslovenia, para el torneo. Ahora la cosa cambiaba un poco. Sólo los mejores 16 equipos iban a pasar a la semifinal y todos queríamos estar ahí. Llegaba el momento de aplicar todo lo que habíamos practicado durante la semana en los 6 debates de la primer ronda. La adrenalina subía un poco más rápido ahora, se sumaron algunos equipos con experiencia, por lo que esperábamos que el nivel de los debates fuera un poco más alto que durante la semana de prácticas. Así fue, y eso lo hizo más emocionante aún.

La mayoría de los temas que debatimos tenían que ver con problemáticas que enfrentan hoy los grandes países democráticos de occidente (principalmente de Europa y USA). Por ejemplo, los derechos de los “Roma” (que nosotros comúnmente llamamos “gitanos”) o las consecuencias ecológicas de las empresas de países ricos en países pobres. Es comprensible y totalmente legítimo. El torneo sucedió en un país de Europa, el 90% de sus participantes eran europeos y estadounidenses y la política de esos países nos afecta a todos. Pero ese es también un motivo más para llamar a todos a trabajar por el debate en América Latina.

Nuestra región tiene sus problemas propios, tiene gente que piensa. Ahora necesita gente que debata esos problemas, que sea consciente que no tienen una solución única y dicotómica. Nuestra región necesita jóvenes (y no-tan-jóvenes) movilizados al servicio de sus problemas, al servicio de las respuestas a esos problemas. Necesita empresas y gobiernos impulsando este pensamiento crítico. Porque pensar es la manera de desnaturalizar situaciones y convertirlas en problemas y de responder a ellos. Y debatir es pensar en conjunto.

Debatir es pensar. Es reflexionar críticamente respecto de problemas que nos conciernen. Pensar de los dos lados (considerando no sólo la posición que nos parece más evidente) y críticamente (buscando argumentos que se deriven lógicamente). Debatir es compartir. Es encontrarse con pares de todo el mundo, de diferentes etnias, religiones y colores de piel y reflexionar juntos compartiendo las distintas experiencas. Debatir es un juego competitivo. Es buscar el mejor argumento y expresarlo de la manera más clara. Debatir es divertirse. Es hacer bromas que liberen tensiones propias de temáticas tan controversiales. Nuestra América Latina necesita un poco más de eso.

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